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Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo. O como descubrí una nueva práctica sexual

  • Categoría de la entrada:BDSM

Es jueves, uno de los días más fríos del año. Estoy en el ascensor con dos personas, un chico de alrededor de 35 años, y una chica de 25, estamos conversando banalidades, sobre todo del furor estúpido de subir las fotos con el filtro de ancianos a Instagram. 

Vamos todos a un mismo departamento.

Él está vestido con traje porque recién sale de trabajar, ella con un look muy de los ‘90s, con jean suelto y campera del mismo material, en su mano lleva un bolso negro que parece algo pesado y desconozco lo que lleva.

No sé sus nombres, ni tengo muchos datos de ellos, por las cosas que dijo el chico deduzco que trabaja en algún banco de la ciudad, ella no tengo ni idea. Lo único que sé es que ella es ‘Kitten’ y él ‘Puppy’.

Llegamos al departamento que estaba amueblado de manera muy moderna, lo primero que veo y elogio es la gran biblioteca con libros del piso al techo que adorna el living. Por la respuesta, me doy cuenta que estamos en el departamento de Puppy, quien amigablemente nos ofrece algo de tomar.

Luego de una taza de café, y un rato de charla, ‘Kitten’ abre el bolso, saca una bolsa de un reconocido negocio de la ciudad y pasa al baño, pero antes le entrega otra más pequeña a ‘Puppy’ quien se dirige a lo que supongo es su habitación. Luego de unos minutos, ella aparece con un catsuit de cuero al estilo de Gatúbela, él sale de la habitación con un short muy corto y ajustado de cuero, con el pecho al descubierto y un choker con candado en forma de corazón en su cuello.

Desde que había llegado no me moví del sillón del living, no sabía muy bien que es lo que estaba por suceder, pero Kitten, quien del bolso negro sacó un látigo negro, me dijo que la siguiera. Sin dudarlo me levante, agarré mi libreta y lapicera que estaban sobre la mesa ratona, y fuimos hasta una habitación casi vacía con luces de distintos colores en el techo, predominantemente rojas. Ahí estaba Puppy con un rociador con agua esperando a humedecer el traje de ella.

Voy a empezar despacio al principio – dijo Kitten mientras le acariciaba la cara – Por ahí a partir del 3 o 4 es un poco más fuerte. ¿Está bien?

-Si – contestó Puppy.

-1… 2… 3… – comenzó a contar Kitten mientras le daba latigazos suaves sobre el pecho de él- ¡4…! ¡5…!


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Hace un par de meses, aburrido un sábado por la tarde, estaba navegando en Netflix y me topé con una serie británica llamada “Bonding”. La trama relataba las aventuras de una joven dominatriz que le dio trabajo a su amigo gay como asistente/guardaespaldas. Capítulos cortos y divertidos me llevaron a que termine de verla en el fin de semana, pero el tema no quedó ahí.

No sé si me habrá despertado algún morbo inconsciente o simplemente curiosidad, pero comencé a preguntarme como es todo el ambiente de las dominatrices y sumisos; si eso existía en Rosario, si existía algún bar donde se reunían, y sobre todo que carajo se le pasaba por la cabeza a esa gente que le gusta esa práctica.

Cientos de preguntas comenzaron a cruzarse por mi cabeza, por lo tanto, acudí al gran aliado de todos para buscar respuestas. “Dominatriz Bonding Netflix” fue lo primero que escribí en Google, y allí me topé con las siglas que en cierto modo resumían las prácticas realizadas en la serie: BDSM. Pero, ¿qué es el BDSM? Significa Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo. “Termino creado para abarcar un grupo de prácticas y fantasías eróticas libremente consensuadas, que en algunos casos son consideradas como un estilo de Vida”, lo describe Wikipedia.

Comencé a leer varios artículos, en su mayoría en inglés, que explicaban y relataban experiencias de practicantes del BDSM, en donde por lo general hay una persona que hace de Dominante y otra de Sumiso/a. Me enteré que soy vainilla, el termino que utilizan para referirse a las personas que practican sexo convencional, se dice así porque es como ir a una gran heladería y pedir el sabor vainilla.  Pero también descubrí que es una práctica y una “comunidad” en donde la charla, la confianza y el consenso son una especie de máximas.

Safe, Sane and Consensual (Seguro, Sano y Consensuado), esas tres palabras son como regla básica del BDSM, y que se respetan a rajatabla. De acuerdo a distintos artículos periodísticos, para navegar el consenso de manera segura hay una larga charla previa para conocerse, un intercambio sobre los gustos de cada uno y una safe word (palabra de seguridad), la cual si se nombra conlleva la inmediata suspensión de la sesión. Se frena al instante.

A medida que investigaba y leía distintas experiencias, me daba cuenta que a diferencia de las relaciones monogámicas vainillas, en el BDSM está contemplado que se puede “entrar y salir” independientemente de los roles, cuando es no, es no y se respeta, por eso es muy importante la confianza. Es importante resaltar que esto tendría que suceder en todas las relaciones sexuales, ya que si en medio de la misma, al hombre o la mujer les pasa algo por la cabeza, no se sienten cómodos o cualquier otra razón, y quieren frenar,  deberían y deben poder “salirse” en cualquier instancia sin dudarlo.

En el BDSM, si bien hay un rol dominante y otro sumiso, ambos están allí buscando placer, ambos son parte del juego, es un intercambio, no simplemente lo que desea el rol dominante. Una chica relataba que una vez salió con un chico vainilla, alguien que no formaba parte de la comunidad, y durante el sexo la empezó a ahorcar. Como ella practicaba BDSM, en su cabeza pensaba que si fuera durante una sesión no tendría problema porque se sentiría segura, pero como no era el caso simplemente le dijo: “Che, no hablamos sobre esto. Esto no está bien”.

Encontrando la llave

Luego de varias horas navegando la web me topé con Mazmorra, una especie de red social para la comunidad BDSM. Sin pensarlo me cree una cuenta para poder aprender más de esta práctica que cada vez me interesaba más y me daba cuenta que los prejuicios que tenía era de alguien ignorante.

Apenas di de alta la cuenta me llego un mensaje de bienvenida y un link hacia algunos artículos que explicaban el uso de la página y demás, pero el que más me intereso fue una “guía para principiantes”. Dentro de los que recuerdo, aconsejaba que a la hora de practicar BDSM, sea con personas a las cuales hayas conocido lo suficiente y que te lleves bien, no realizarlo bajo el efecto del alcohol o drogas, así como tampoco si alguno está cansado, deprimido o enojado.

También que cuando lo realices en privado con alguien nuevo, se debe contar a alguna persona de confianza donde vas a estar y con quien. Si bien son algunos puntos, esta guía me fue de gran ayuda para continuar aprendiendo más de este maravilloso mundo. Sí, pase de pensar por qué carajo les gustaba “que le peguen” a decir maravilloso mundo.

Me enteré que el “aftercare”, es decir el después de la sesión, es casi una obligación. De acuerdo a la guía es: “un tiempo de consuelo, atención y cariño entre lxs participantes. A fin de cuentas, acaban de compartir un juego emocionalmente intenso y es saludable celebrarlo amistosamente”. Es un momento que puede ser distinto para cada uno, pero lo importante es consultar y charlar, hacer mimos. Implica tanto cuidados físicos como emocionales.

D/S

Pasé varios días entrando a esa página, y finalmente me decidí a contactarme con alguien que practicara el BDSM, para hacerles unas preguntas y conocer sobre el ambiente en la ciudad. Por suerte recibí buenas respuesta y buena onda por aquellos que hablé. Voy a resumir un poco porque si no serían varios párrafos de declaraciones.

Una sumisa me contó que luego de ver “50 Sombras de Grey”, pudo ponerle nombre a sensaciones que tenía, aunque dicho sea de paso, la película/libro, está bastante alejado de la realidad. Una dominante me dio algunos “tips” para alguien que nunca había practicado:

  • Jamás se pregunta “demasiado”.
  • Elegir bien a quién te vas a entregar o a quién vas aceptar bajo tu cargo.
  • El ego de la puerta para afuera, igual que el orgullo.
  • Seguir el instinto, si algo no te inspira confianza hay que decirlo y frenar las cosas, independiente del rol. Y si sos sumiso y la “vibra” de la persona Dominante no te gusta, no te quedes solo por su rol.
  • Responsabilidad, SIEMPRE.
  • Nunca olvidar el aftercare (el momento post-sesión).
  • Adaptar lo que encuentres a tu estilo, no busques copiar pero tampoco crear la rueda, algunas cosas no cambian y otras sí, por eso hace falta el buen criterio.
  • Mejor prevenir e investigar “excesivamente” que no lo suficiente.
  • No compararse, simplemente hacer el viaje al ritmo de cada unx, no es una competencia.
  • Que siempre sea SSC (Sano Seguro Consensuado) ante todo.

Una nueva palabra

A medida que pasaban los días más y más preguntas me venían a la cabeza, quería conocer más, de esta práctica, y en el camino me topé con Litoral Kinky, quienes se describen en su manifiesto como: “Un espacio en donde tengan lugar discusiones, charlas y encuentros del mundo Kinky del Litoral Argentino.”

Ellos vienen del ambiente BDSM, pero utilizan la palabra kinky como un concepto que les permite incluir personas con morbos distintos y fantasías disímiles, para poder construir un espacio en común y aprender conjuntamente, así como también un mundo diverso e inclusivo en donde las distintas expresiones sexuales puedan tener una expresión genuina.

Tuve la suerte de poder reunirme con una de las impulsoras de Litoral Kinky, con quien dialogue por varias horas, pero es una entrevista que tendrá que ser publicada en otra ocasión, porque resumirla para que se adecue a este texto sería un pecado.

Sin embargo, voy a destacar algo que también forma parte del manifiesto, y es la idea de la palabra “consenso” que tienen, ya que declaran que no tiene que ser simplemente un “eslogan que les permita despojarse de toda responsabilidad, sino que implique necesariamente una reflexión profunda sobre la manera en la que construimos relaciones y acerca de nuestra ética en los modos de encontrarnos, relacionarnos y entendernos.”

Mientras continua la charla por distintos lugares, en mi cabeza voy enumerando algunas cuestiones importantes del BDSM que fui aprendiendo: la charla para conocerse es fundamental, la confianza y el consenso tiene un rol importantísimo en el juego, yo los interpreto como piedras fundamentales. También que siempre sin importar el rol se puede salir en cualquier momento y el otro lo respeta, así como el momento post sesión no se debe saltear. Y agrego que las reuniones que tienen, no son orgías o cosas oscuras, sino simplemente gente charlando, tomando cervezas o bailando, alejado de los prejuicios que muchos seguramente tienen.

-Yo le cuento a mis conocidos que practico BDSM si me preguntan. Me doy cuenta cuando empiezo a contar, a quienes no le interesa o le genera incomodidad, a quienes les da curiosidad o los que le “brillan los ojitos” – me dijo una de las impulsoras de Litoral Kinky.

-¿Que viste en mí? ¿en qué categoría entro? – le pregunto.

-No es que sea adivina… Pero creo que, en la tercera, que te gustaría probar y que te interesa el tema, también tiene que ver con tus morbos. – me respondió con una sonrisa.

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Es domingo a la noche, no está muy fresco en la ciudad. Los días de frio casi polar quedaron atrás por el momento. Estoy en mi casa escuchando música, Motörhead para ser exactos.

Son cerca de las 20 cuando tocan el portero. Bajo rápido por las escaleras y abro la puerta del edificio. Allí me esperaba una chica con campera de jean y gorra una gorra con el logo de Nirvana. 

En la mano tiene un bolso negro.

-Hola Puppy…

(Nota de autor: La notas de la sección Latex o LatSex, tienen como objetivo dar a conocer distintas practicas sexuales que existen, no pretende poner etiquetas ni segmentar grupos. La idea es que aquellas personas que tienen sensaciones o preguntas, sepan que hay gente y espacios donde se pueden informar y sobre todo pasarla bien.)

(Originalmente publicada en www.clapps.com.ar)